La presencia de la Fórmula Uno en Europa, es uno de los eventos deportivos más esperados del año por propios y extraños. La creciente afición por el automovilismo de alta velocidad y, el crecimiento sostenido de los intereses económicos y comerciales involucrados en los Grandes Premios, han convertido a la F1 dentro de suelo europeo en todo un acontecimiento.
Iniciando con el Gran Premio de España a correrse en el circuito de Barcelona, la temporada F1 en Europa está integrada por los Grandes Premios de Turquía, Mónaco, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Hungría, Europa (circuito de Valencia), Bélgica e Italia. Esta continuidad sólo se ve interrumpida por el Gran Premio de Canadá incrustado antes de la fecha francesa.
La emoción y espectacularidad provocadas desde la llegada de las Escuderías a cada circuito en algún país europeo, desborda el interés por acercarse a esta competencia así como, adentrarse desde muchos puntos de vista en lo que implica el desarrollo de cada carrera y, en buena medida, la vida y expectativas de los equipos y pilotos.
Siendo la mayoría de los pilotos de origen europeo, la afición se multiplica por equipos y por pilotos; este fenómeno no sólo es elocuente y enriquecedor sino, parte fundamental de todo el equilibrio comercial sobre el cual descansa el gran circo automovilístico. Cada aficionado que sigue la F1 en vivo o por televisión refrenda el gran interés provocado por ésta.
Iniciando con el Gran Premio de España a correrse en el circuito de Barcelona, la temporada F1 en Europa está integrada por los Grandes Premios de Turquía, Mónaco, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Hungría, Europa (circuito de Valencia), Bélgica e Italia. Esta continuidad sólo se ve interrumpida por el Gran Premio de Canadá incrustado antes de la fecha francesa.
La emoción y espectacularidad provocadas desde la llegada de las Escuderías a cada circuito en algún país europeo, desborda el interés por acercarse a esta competencia así como, adentrarse desde muchos puntos de vista en lo que implica el desarrollo de cada carrera y, en buena medida, la vida y expectativas de los equipos y pilotos.
Siendo la mayoría de los pilotos de origen europeo, la afición se multiplica por equipos y por pilotos; este fenómeno no sólo es elocuente y enriquecedor sino, parte fundamental de todo el equilibrio comercial sobre el cual descansa el gran circo automovilístico. Cada aficionado que sigue la F1 en vivo o por televisión refrenda el gran interés provocado por ésta.
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